frasemia

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jueves, 25 de abril de 2013

Una mala señal




Desperté sin recordar a quién tenía a mis espaldas.  El aire estaba enrarecido por el aliento carbónico del tabaco, el cual se mezclaba con el hedor a cerveza derramada. En el piso una vieja alfombra mostraba erráticas constelaciones formada con colillas de cigarro, parecían cadáveres con sesos de ceniza. Un brazo se aferraba a mi cintura, lo tomé por la muñeca y lo puse suavemente detrás de mí. No quería ver su fisonomía, apenas y me percaté que su piel era tan morena como la mía, pero omití cualquier detalle que me develara su identidad. Me senté sobre la cama buscando mi indumentaria, di por perdida mi ropa interior y sólo  encontré mis pantalones y una camisa que parecía blanca en sus buenos tiempos. Me levante cuidadosamente de la cama, quería que mi partida pasara desapercibida. Sin embargo, casi al instante la esfinge que creía dormida se dirigió hacia mí.
—¿Ya te vas? Me preguntó. Su voz era tenue pero ronca, bien podría ser una mujer con demasiadas flemas o un hombre tratando de afeminarla.
—Tengo que irme, salgo por la tarde de viaje. —Le contesté sin voltear la mirada. —Dijiste que iría contigo. Me respondió. No supe que decirle ante esa situación, pero ante mi breve lapso de silencio volvió a decirme. —Mejor vete de una vez, no se te vaya a arrugar la conciencia.
Salí de la habitación sin voltear, en la sala había infinidad de botellas vacías, tres o cuatro personas dormían con sus ropas manchadas con vomito. Abrí portón de la casa, el día me recibió nublado con numerosas charcas las calles. —Son como espejos mundanos. Pensé. Camine buscando la ruta más próxima a mi casa mientras mi conciencia se negaba a darme un veredicto.
Traté de buscar en mi memoria pero se me dificultaba demasiado. Recordaba a la chica de piel morena y pelo rizado que bailaba encantadora y al afeminado que me sorprendió con una charla sobre Herman Hesse. De ahí mi memoria se  disolvía por las copas. 
—Dame una señal, si de verdad hice lo que no debí hacer. Pregunté hacia mis adentros. Y sí, me lo dijo la lluvia.


Presentado en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia
20 de abril del 2013
México Distrito Federal

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